A sus 70 años, ya jubilado, este técnico ortoprotésico vecino de Zaragoza comenzó a dedicarse a este oficio con tan solo 15 años.
Nació en Budia, Guadalajara, hace 70 años. Sin embargo, tras toda una vida en la capital aragonesa, José Alcocer Tarabillo asegura sentirse “muy maño”. “Llegué a la ciudad con tan solo 10 años, porque vinieron mis padres”, rememora. ¿El lugar elegido para instalarse? El zaragozano barrio de Las Fuentes.
“Mi padre trabajaba en una fundición en San Juan de la Peña y yo, al poco tiempo, encontré trabajo en una ortopedia en el Arrabal, a escasos metros de allí”, explica. Empezó en 1966, con tan solo 15 años; y recuerda cómo, por aquel entonces, le tocaba hacer de todo. Un año después, con tan solo 16, ya era encargado. “No hacía nada especial. Tan solo me dedicaba a cumplir”, admite.
Sin embargo, su jefe pronto notó que Alcocer sentía verdadera pasión por este oficio. “Me enamoré por dos motivos. Porque era completamente desconocida y, sin embargo, daba un gran servicio al usuario”, explica. Un servicio que sirve, en sus propias palabras, para algo “tan maravilloso como mejorar la vida de aquellos que, por una serie de circunstancias, tienen que hacer frente a situaciones muy complejas”.
Tras más de 13 años en Industrias Ortopédicas Aragonesas, dio el paso a Ortopedia Zaragoza, en Las Delicias. Y es que, como explica el experto, la ortopedia en aquellos tiempos se aprendía así: trabajando. “Era muy autodidacta, y en un taller es donde más se aprende lo que de verdad significa este oficio. No existía una formación reglada como hoy”, señala Alcocer.
En 1984, tras una larga experiencia como encargado de ortopedia, se lanza a la piscina del emprendimiento y funda Ortopedia Aragón. El primer local se ubicaría en Las Fuentes -en Monasterio de Siresa-. En 1988 llegaría el segundo, en esta ocasión a Teruel, mientras que en 1991 sería el turno del local de la calle Sobrarbe, en el Arrabal. Ya en 1995 abrió sus puertas el último de estos establecimientos ubicado en Vía Universitas.
Durante todo este tiempo, Alcocer no deja de viajar por el mundo -Alemania, Italia, Francia- donde conoce algunas de las técnicas más innovadoras del momento. “Conocía los sistemas y las aplicaciones que se llevaban en cada lugar y, tras aprenderlos, los traía a casa”, explica.
Precisamente durante uno de estos viajes, en un congreso Internacional de Ortopedia, conoció al profesor americano de ortopedia Christopher Lloid, el cual impartía clases por todo el mundo. “A raíz de esto, cuando venía a España se quedaba en casa, y me enseñaba todas las nuevas técnicas que existían en el mercado”, asegura el experto. Una suma de realidades que le sirvieron para colocarse en el mapa del emprendimiento y la innovación dentro del sector.
“No tiene precio”
Sin embargo, si hay algo que el técnico ortoprotésico extraña, sobre todas las cosas, es el reconocimiento de quienes más necesitan a estos profesionales. Aquellos momentos en los que un cliente le paraba por la calle para darle las gracias por haberle cambiado la vida. “Ese momento en el que sabes que has hecho un buen trabajo y la persona se queda sin palabras… es algo que no tiene precio”, reivindica.
¿Otro hito en su trayectoria? Desde 1986 fue presidente de la Asociación Aragonesa de Ortopedia mientras que en 2008 funda el Colegio Profesional de Ortopédicos de Aragón (CORTOPAR), único colegio profesional del sector en toda España. “Me di cuenta de que hacía falta unidad. Organizar criterios”, añade. Entre sus objetivos principales, la defensa y dignificación de la profesión y salvaguardar las buenas prácticas. “Para mí la Ortopedia lo ha sido todo, mi vida entera. Todo lo he conocido a través de la ortopedia”, asegura.
En cuanto a las palabras que dedicaría al futuro de la profesión, Alcocer lo tiene claro. “Que se preparen, que estudien, que investiguen y que nunca se aparten de las buenas prácticas”, concluye, emocionado.
Una entrevista muy bonita. Un abrazo muy fuerte, José.
Lo conozco hace 44 años y es una gran persona,,,,
Jose, creo me recuerdes, un abrazo y felicidades por tu profesionalidad y persona ejemplar
Un abrazo
Jose, creo me recuerdes, muchas felicidades por tu profesionalidad y persona ejemplar.
Un abrazo
José siempre ha sido un tipo despierto y valiente, con ganas de mejorar y avanzar en un oficio que, como él mismo afirma, es una vocación personal. Conozco personalmente a varios pacientes que disfrutan de prótesis desde hace décadas gracias a José, su esposa y sus hijas, todas ellas dedicadas a la ortopedia. Gracias por tantos años.