Hoy, 12 de abril, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de las Personas con Extremidades Diferentes. Sin duda hemos cambiado mucho y la sociedad ha ido sumando grandes avances a este respecto. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Lo que muchos no saben es que en Aragón, desde hace tiempo, se trabaja con algunas de las últimas novedades del sector de la ortopedia.
Buena prueba de ello la encontramos en la sede de uno de nuestros socios del Colegio Profesional de Ortopédicos de Aragón (CORTOPAR). Viajamos hasta la sede de Zaraorto, en la zona universitaria de Zaragoza, y hablamos con Nerea Álvarez, que encarna la segunda generación de técnicos ortoprotésicos de Zaraorto, y Marcos Budría, su protesista.
También con Mónica Lana, joven estudiante de Filosofía y Letras de 22 años que fue amputada de la pierna izquierda con tan solo 18. “Fue a raíz de diagnosticarme de un sarcoma. Al haber sido algo con lo que he convivido en mi adultez, tuve ciertas facilidades a la hora de convivir con esta nueva realidad”, explica. Un trance que, gracias a estos avances, ha encontrado una alternativa.
Marcos trabaja con mimo sobre su miembro inferior, que incluye pie, tobillo y rodilla. Él es el encargado de adaptar esta prótesis electrónica, la cual le ha permitido normalizar el paso, registrar la cadencia y adaptar movimientos a la hora de andar. Todo un mundo. “Para mí esto fue una solución, sobre todo porque dejé de tener dolor”, admite la joven.
Además, asegura que ponerse en las manos adecuadas ha sido, asegura, un paso fundamental. “Es verdad que han cambiado mucho las cosas, pero todavía hay mucha gente que te lanza miradas indiscretas. Creo que hay mucho desconocimiento en torno a este tema”, reivindica. Por eso, días como este 12 de abril, son tan importantes. “Al final tratamos con personas que viven una situación muy delicada”, reconoce Budría, que la trata desde hace año y medio. Ambos reconocen que se trata de una relación profesional “muy intensa”.
“Trabajar con pacientes como Mónica es un regalo. Es amable, risueña e inteligente y siempre siento que podemos seguir avanzando más”, añade el protesista, que asegura que, estos avances en el ámbito de la ortopedia sobre todo redundan en un factor fundamental: la seguridad del paciente: “El trabajo con el estado de ánimo de las personas que vienen es fundamental”. Y es que este tipo de prótesis no solo permiten una mayor adaptación, coordinación y mejoría evidente en la pisada: “Lo han cambiado absolutamente todo, sobre todo a nivel emocional”.
Marcos reconoce sentir un profundo amor por el mundo de la ortopedia, profesión a la que se dedica hace más de 25 años. “Me encanta lo que hago, es un oficio muy bonito y nuestro toque final en la prótesis es fundamental para la comodidad del usuario. Siempre digo que podrías caminar con un encaje fenomenal y una pata de palo, pero no con un encaje malo y un Ferrari por rodilla o pie protésico”, bromea.
Sin embargo, los avances no cesan. Y hoy en el mercado contamos con prótesis basadas en tecnologías biónicas electrónicas y mecatrónicas, que tienen una vida útil de más de 6 años. “Cada vez son más precisas y tienden a una mayor naturalidad por parte del usuario al utilizarlas. Permiten hacer su vida mucho más fácil y autónoma”, reconoce Marcos.